Amanece en Oxford y nos despertamos con energías renovadas. Consultamos el horario y vemos que hoy es día de chándal: tenemos programada una sesión de deporte. Cameron nos lleva hasta el gimnasio, donde podemos escoger entre voleibol, baloncesto, juegos de pelota, bádminton y fútbol. Rápidamente nos organizamos y van surgiendo los quipos y los torneos. “Qué buenos son los taiwaneses jugando a baloncesto… y a bádminton. ¡Son buenos en todo!”, comentan nuestros chicos. Efectivamente, son buenos; pero la unión hace la fuerza y pronto los equipos conformados por brasileños y españoles empiezan a ganar algún que otro partido.
De vuelta al colegio, disfrutamos de un bonito paseo por una de las innumerables praderas de este país. Esta es especialmente bonita, pues mientras caminamos nos saludan en el horizonte las agujas de las numerosas iglesias de Oxford. He ahí el motivo por el que se le conoce como “the city of the spires”.
Después de comer, es momento de entrar en clase; algunos se sienten perezosos pero saben que sólo es una hora y media de clase antes del descanso… Y hoy en el descanso hay una sorpresa. Una de nuestras chicas cumple 16 años, así que todo el grupo ha participado para comprarle una sudadera de Oxford. Y como 16 años no se cumplen todos los días, no podía faltar una buena tarta. ¡No hemos dejado ni las migas!
Tras acabar las clases, hemos ido corriendo a cenar. Sí, hoy teníamos prisa porque ninguno queríamos perdernos la sesión de karaoke que el colegio nos tenía preparada. Las canciones estaban en inglés, por supuesto, pero eso no ha amedrantado a vuestros hijos y la mayoría se ha animado a entonar un par de canciones.
Ha sido un buen día, sí señor, muy completito y en el que se han estrechado las amistades con alumnos de otras nacionalidades.
Mañana más, y mejor.
¡Felicidades Carmen!
Saludos de Santos y Dolly.
