Hoy hemos conquistado Bath, una ciudad establecida por el imperio Romano alrededor del año 60 a.C. y declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987. La primera visita ha sido a la Abadía mientras Cameron conseguía las entradas para los baños romanos y el museo. Una vez dentro, hemos visto los vestigios del fabuloso balneario romano y la gran infraestructura que realizaron para aprovechar el agua de los manantiales de Bath, los únicos de todo el país de los que emana agua caliente.
Tras finalizar la visita y pedir tres deseos lanzando monedas a una de las fuentes, hemos cruzado el puente Pulteney fijándonos en que había estrechas tiendas y cafeterías a lo largo del puente, con lo cual, para ver el río desde el puente, hay que entrar en uno de los negocios. Una vez cruzado, nos hemos sentado junto al río para disfrutar de bonitas vistas mientras comíamos.
Ya con las pilas cargadas tocaba proseguir con el tour. Caminamos observando que todos los edificios de Bath están hechos con la misma piedra blanca y que muchos cuentan con un piso bajo tierra con ventanas que dan a un estrechísimo patio (o pasillo). Nos sorprende ver que estas habitaciones que quedan por debajo de nuestros pies no son sótanos, sino viviendas e incluso restaurantes.
Caminamos un poquito más y llegamos al sol. Bueno, en realidad llegamos al Circus, pero dicen que el arquitecto lo diseñó pensando en el sol… Y así se explica la forma circular de los cuatro bloques de apartamentos que rodean una gran rotonda. Empezamos a hacer fotos y pronto descubrimos la cenefa de figuras talladas que hay sobre las puertas: en total 528.
Unos metros más allá del sol, llegamos a la luna, al Royal Crescent. Se trata de una calle residencial de treinta casas dispuestas en forma de media luna. Es un sitio precioso así que nos interesamos por el precio de las casas: medio millón de libras (750.000€) un piso de una habitación y más de 4 millones de libras (6.000.000€) una casa entera, de cuatro dormitorios. Mejor dejamos las compras para otro día…
Descansamos un poco en el césped y disfrutamos de una curiosa sesión de fotos justo antes de dirigirnos hacia el autobús. Hoy hemos sido los más puntuales, ¡bravo por nosotros!
Mañana más y mejor.
Saludos de Santos y Dolly.